Por Jarlen Espinosa.
Santo Domingo Norte. – No es como se supone termina la frase, como tampoco se suponía que fuera asesinada la pastora Elisa Muñoz junto a su esposo Joel Díaz, a manos de miembros de la Policía Nacional el martes por la noche, en el municipio de Villa Altagracia, provincia San Cristóbal.
“Su delito”, regresar hacia su residencia en Cuesta Linda, Sabana Perdida, luego de haber participado en un retiro en un sector del referido municipio, desplazándose en el vehículo del esposo, marca Kia de color blanco, al que miembros de la Policía Nacional “confundieron” con el de unos supuestos delincuentes a los que estarían “dando seguimiento”.
¿Error?
¿Quién y cómo se enmienda?
Acribillados como si se tratara de criminales fuertemente armados, pero no…
Las palabras escritas en las biblias que poseían no mataron a ninguno de los Policías que dispararon, eran solo eso, biblias.
No hubo espacio para el famoso “intercambio de disparos”, ni para armar “el muñeco”, el perfil de la pareja cristiana asesinada no encajaba en cualquiera de las posibles opciones que no fuera propia de ellos, evangélicos, eso eran.
Y no es el primer caso en donde la Policía asesina “por error” a ciudadanos que no guardan relación con actos delictivos…
Adolescentes, hombres, mujeres, estudiantes y ahora hasta cristianos, ni ellos se salvan de las malas prácticas policiales en nuestro país.
No creo que exista alguien capaz de alzar su voz con un “y cuando matan un policía”, por una sencilla razón, Elisa y Joel no eran delincuentes.
Su historia inició Joel siendo taxista de Elisa, así lo relataba orgullosamente en sus redes cuando aún vivía y estaban a punto de casarse.
Una publicación compartida de Elisa Muñoz (@elisammtlc)
Justamente el 2 de febrero Elisa daba a conocer al mundo a través de sus redes estar oficialmente casada.
“La ley y el orden”, que lejos estamos de eso, pero como dije, no es primera vez que ocurre incidentes trágicos que lamentar.
Muy poco, por no decir nada, es lo que se ha avanzado desde aquella campaña del 2010 “Policía No me mate yo me paro en lo claro”.
Tristeza y consternación es lo que se vive en el barrio de Cuesta Linda por el asesinato Elisa y Joel.
Dios los unió y la Policía los asesinó…
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